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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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12-06-2009

 

Por Carlos Amir González **

Juan Domingo Perón

SURda

 

A través del sistema de cable tengo la ventaja de poder ver el canal 7, tv pública de Argentina. Muy buenos contenidos en un canal de tv que demuestra que no siempre este medio es utilizado para la estupidización de la gente y que durante los gobiernos de los Kirchner , con sus luces y sus sombras, esto ha sido un logro de avance cultural.

Hace unos días me topé con una entrevista que le hacen por los 70 a Juan Domingo Perón, hablando de la Revolución Libertadora Justicialista.

Perón partía de su asunción a la presidencia de Argentina por el año 1946. Después de describir la ceremonia y cuando se dirigía hacia su despacho presidencial, un periodista norteamericano le preguntó lo siguiente : “ General, cuando ingrese al despacho, que es lo primero que piensa hacer ?

Perón le respondió: - Abrir la ventana y tirar mi traje de general por la misma.

Después desarrolla el por qué de esta respuesta diciendo lo siguiente : - Yo como militar había sido educado para mandar gente. Pero consideraba que desde el gobierno, la presidencia de la Nación, la cuestión no pasaba por mandar a la gente, pasaba por convencer a la gente, el arte de gobernar es el arte de convencer y no de mandar.

Luego relató que llegó al gobierno con un equipo que era portador de cuatro planes quinquenales. El citado equipo estaba compuesto por militares y civiles que en forma interdisciplinaria habían trabajado juntos durante muchos años y habían parido los citados planes. En la primera semana de gobierno desde este mismo equipo y citando a otros políticos, fueron conformando el gabinete de gobierno, al cual Perón encomendó que en una semana tuviesen pronto “un informe de situación” de todos los ministerios y ámbitos administrativos del gobierno nacional.

Cuando se reunieron a la semana, el informe de situación rozaba lo calamitoso. La deuda pública alcanzaba los 3.500 millones de dólares, las reservas internacionales eran inexistentes, y la balanza de pagos y comercial, se volcaba estrepitosamente a favor de los acreedores extranjeros. Perón señalaba además que los pagos por mantener los servicios financieros eran regulares y leoninos, 500 y 1000 millones de dólares por concepto de diversos pagos de financiación de la deuda, salían anualmente de la Argentina. Perón consulta sobre la situación señalada a Miranda su secretario, de quién cuenta que era un hábil negociante. El mismo le responde que un lugar de donde comenzar a conseguir capital para el desarrollo de los planes graduales (a esa altura ya cuenta que los cuatro planes quinquenales habían sido guardados bajo llave a la espera de mejores condiciones para comenzar a aplicarlos) es de los deudores de la Argentina, y pone sobre la mesa que Inglaterra y Estados Unidos tenían una deuda de alrededor de 800 millones de dólares cada uno. Se cita a ambos embajadores y se les conmina al pago de sus correspondientes deudas con Argentina. Ambos responden que en la situación de post-guerra era difícil pagar antes de transcurridos dos años por lo menos, y que el pago sería con “bienes de capital”, maquinarias – medios de transporte. Aquí Perón desarrolla su concepción acerca de las guerras mundiales y los intereses de los imperios de turno tras de las mismas. Cita las guerras como un “estado de locura generalizada de los dirigentes de las naciones del mundo”, lo compara con un hombre que enloquece y comienza a romper todo lo que está dentro de su hogar, y luego cuando vuelve a la cordura cae en la cuenta de cuanto tendrá que ser su esfuerzo para restituir lo destrozado. Hace un sencillo, preciso y claro análisis de cómo en las post-guerras las naciones “hacen caer el valor de sus monedas frente al valor de sus bienes de capital”, pero como al pagar sus deudas en el tiempo con bienes de capital terminan pagando un 30 % menos de su deuda original.

De esta genial ecuación y no aceptando los términos de pago de la deuda de parte de Inglaterra y Norteamérica, aquí el gobierno de Perón acuña el concepto de “repatriación de la deuda”, sobre todo vinculado al hecho de que salía de Argentina para pago de servicio financiero de la deuda, la misma cifra que le debían al país. De este ajuste de cuentas, el gobierno comenzó a contar con capitales para el desarrollo.

En un discurso de este período de gobierno dice lo siguiente : “Jamás durante mi período de gobierno, la Argentina volverá a firmar un préstamo con organismos internacionales o con naciones, antes me cortaría la mano”. Perón afirmaba que esto fue como quemar las naves, pero que lo condicionaba a si mismo a implementar ciertas políticas de estado, independientes y soberanas.

Segundos, y varios pasos más

Con respecto al principal rubro de exportación, que era la carne, la misma se dirigía principalmente a los mercados ingleses. Se vendía a 250 dólares la tonelada, y en estos mercados se comercializaba a 750 dólares. Como si esto fuese poco, los medios de transporte marítimo refrigerados, también eran ingleses y por concepto de fletes y pago de seguros, también se llevaban la parte del león.

Perón plantea comenzar a construir la propia construcción de buques refrigerados, y cuando la misma ya está en condiciones de surcar los mares rumbo a los puertos ingleses, fija el precio de venta de la tonelada en 500 dólares. Los ingleses responden con un “no compraremos la carne argentina”. Un seguro Perón responde…”veremos quién da marcha atrás, ustedes tienen que alimentar a su pueblo, nosotros producimos el alimento que este quiere”.

El desarrollo de la industria nacional. En los setenta Perón cuenta “cuando asumimos en el 46, el desempleo se elevaba a 800.000 trabajadores. En un país que tenía todos los recursos materiales y humanos, que su propio mercado y el mundo necesitaba, esto era la demostración de la ineficiencia de sus gobernantes”. Se desarrolla la industria, se compran a los capitales ingleses, la energía del gas, los ferrocarriles, en brillantes negociaciones que precautelan el erario público de los argentinos. “ Cuando se protegen los derechos económicos y sociales de la clase trabajadora, instrumentos sindicales mediante los cuales defiendan el poder adquisitivo de sus salarios, su empleo…se desarrolla la industria y se genera el empleo…estos sectores sociales son luego los que reactivan el mercado interno…producen y consumen dentro de esa dinámica que es el abc de la economía – producción, distribución – comercialización y consumo, poniendo de cara al desarrollo de los argentinos estas ciencias sociales y económicas”.

De esa reactivación del mercado interno, defensa de los derechos de los trabajadores, Perón asevera – “ Toda la legislación argentina, que se reúne en 30 tomos tiene en 15 de los mismos, los aportes que la Revolución Libertadora Justicialista hizo en su período de gobierno que va entre 1946 y 1955…”. Antes de la aparición del Justicialismo los derechos de los trabajadores en la Argentina, eran prácticamente inexistentes.

Un emotivo recuerdo y un duro presente

Entre la batería de las últimas preguntas de los periodistas, aparece una evocación a la figura de Evita…el viejo caudillo militar (bajo la atenta mirada de la aguilucho Isabel) no puede evitar que se le humedezcan los ojos, que se le cristalice la mirada…”la mejor de nuestro gobierno, la que la gente mas seguía, mas quería…la de la obra social, de los derechos de la mujer, de la niñez, la ministro que no necesitaba cartera…”, mientras el general emocionado sigue recordando, la tv comienza a desgranar imágenes de Evita en su último discurso donde su enfermedad hacía estragos, pero ella defendía a su compañero de causa, de humano amor…mientras el relator recordaba su temprana muerte a los 33 años, los 6 millones de obreros sindicalizados que querían ponerla al frente de “comités de defensa armada de la revolución”…

Soy de los uruguayos que entre el 73/74 veía y sentía con preocupación la Dictadura que se instalaba en su país, y a la misma vez mirábamos con atención el complejo proceso de cambios que se vivía en la Argentina, con Cámpora en principio y luego con el regreso de Perón. Un “regreso sin gloria” como evoca algún título cinematográfico. El “General, ya no tenía quién le escribiera”, a 20 años de haber sido derrocado, de haber dicho y cumplido que antes de firmar un préstamo con organismos internacionales “se cortaría la mano”, que en el 55 quienes lo derrocaron encontraron un país sin deuda externa, sin desocupación, pero tras él ya no estaban ni Evita, ni aquella pléyade de secretarios de gobierno que habían construido una argentina de Justicia Social y Económica, independiente y soberana, tras sus espaldas emergían las siniestras figuras de López Rega , Martínez de Hoz, Isabel de Perón, y eran otros los intereses que respiraban junto a ellos, eran parte de la gavilla del “retorno de los brujos” para hacerle justicia al lucro y la ambición de quienes construyeron la Argentina de la muerte y las tinieblas.

Como dice Machado,“converso con el hombre / que siempre va conmigo” , y el otro día este me decía…”como ya no emite grandes estadistas el tiempo”, y vaya si Juan Domingo Perón lo fue , independiente de que muchos no conjugábamos con gran parte de su pensamiento ahí están las obras de sus nueve años de gobierno entre 1946/1955, que nadie puede negar son uno de los mejores y más profundos períodos del desarrollo social, económico, político y cultural de la Argentina. Con sus luces y sus sombras, como la medida de las sombras que vienen desde sus opositores, a los cuales dicen combatió con mano firme tanto a derecha como a izquierda.

Hablaba con sencillez y firmeza, definía objetivos como cortando con un bisturí el velo neblinoso de los días a por venir, coloquial y ameno para deshacer complejidades, supo conducir un proceso de democracia participativa con clase trabajadora y pueblo en la calle. Para estos días en que el “retorno de los brujos” ya no es con ruido de botas y sables, sino con aureolas de literatos sapientes que creen en democracias representativas con ideas y no con elecciones – porque los pueblos aprendieron a elegir – como las quiere Vargas Llosa (el que dice que los latinoamericanos somos Perfectos Idiotas, porque ya no votamos a gente como él, cualquier duda preguntarle al pueblo peruano), una evocación a este patriota argentino, latinoamericano, que demostró que con antiimperialismo, anticipayismo , de forma soberana e independiente, pudo sacar a la Argentina del atraso y postración, y convertirla en una de las primeras naciones del mundo, cuestión que debería de servir de ejemplo a muchos mandatarios del mundo actual.

** periodista uruguayo residente en Asunción - Paraguay

 

 

 

 

 

 
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